Nancy Wilson: El funeral de Layne fue otra experiencia comunitaria increíble. Fuimos a una especie de balneario en las Islas de San Juan y Ann, Chris Cornell y yo cantamos juntos. Fue duro llevarlo a cabo; fue un momento emotivo, pero un gran momento realmente. Hicimos un tema de Bob Dylan llamado "Ring Them Bells", el cual Layne había cantado con nosotros para un álbum de Heart.
Recuerdo cuando Layne aceptó hacer "Ring Them Bells", con nosotros. Estábamos en plan, ¡Va a ser genial!, ¡Compartamos el momento! y nos dijo, Oh, no, no podçeis quedaros en la sala de control cuando cante. Tendréis que marcharos. Era demasiado tímido para cantar mientras Ann Wilson le escuchaba. Nos fuimos a cenar y al volver se había ido porque no quería estar allí para cuando lo escucháramos. Así era él.
Jerry Cantrell: Muerto de sobredosis. Yonqui. Es la única mierda que escribieron entonces. Pero eso se fue desvaneciendo cuando la gente empezó a comprender todo lo que había aportado este tío y el increíble talento que tenía -Y nadie sabrá nunca cómo cojones era personalmente. Nosotros sí, y era un tío cojonudo y de puta madre- Es genial que haya adquirido ese rollo Obi-Wan: Es más poderoso tras su muerte, y ha ganado mucha más relevancia.
Mike Starr (Muerto el 8 de marzo de 2011, por supuesta sobredosis de drogas): Al formarse el grupo, nos convertimos en hermanos, en especial Layne y yo. Layne y yo establecimos un vínculo, indudablemente. ¿En qué sentido? Queríamos ser estrellas de rock. Cada vez que yo entraba en la sala de ensayo y miraba a Layne él me devolvía la mirada y nos surgía una gran sonrisa (...)
Una vez, Jeff Amment se acercó y me dijo, "Siempre que vosotros aparecéis, vais los cuatro juntos, siempre estáis unidos".
Le dije "Es cierto, tío. Somos los Cuatro Mosqueteros, tío".
Vivíamos nuestra banda. Era el único norte que teníamos en nuestra vida.
Aquellos que ya hayan leído el sensacional "Grunge Is Dead" podrían cometer el error de pasar este libro por alto. Al fin y al cabo, ¿puede aportar algo más otra historia oral sobre los años de gloria del Grunge? Tras devorar este fantástico "Everybody Loves Our Town" una sola respuesta es posible: Sí, puede.
Naturalmente algunas de las historias aquí explicadas resultan familiares (Especialmente los momentos más relevantes relacionados con los "big four" del género; Nirvana, Soundgarden, Pearl Jam y Alice in Chains), pero a lo largo de las más de 500 páginas, el autor Mark Yarm, no sólo ofrece un complemento perfecto al libro de Greg Prato, sino que penetra más profundamente en determinados aspectos de la historia. Mientras "Grunge is Dead" abarca un periodo de tiempo más amplio para situarnos encontexto, explorando las raíces del movimiento desde los años 60 hasta casi la actualidad, "Everybody Loves Our Town" se centra únicamente en la época de apogeo del Grunge, arrancando con las aventuras de grupos como U-Men o Skin Yard a mediados de los 80 y terminado antes del cambio de siglo. Eso permite al autor explorar al detalle cada momento relevante vivido por la comunidad musical de Seattle durante ese breve pero intenso puñado de años. Desde las bandas más underground, como Cat Butt, Gruntruck o 7 Year Bitch, hasta alguna de vocación más comercial, como Candlebox, que acabaron aprovechándose del éxito de rebote.
El formato de historia oral, siguiendo el canon establecido por "Please, Kill Me", está hábilmente aprovechado por Yarm para, a partir de horas y horas de titánicas entrevistas a los protagonistas y algún testimonio de archivo convenientemente editado, tejer un tapiz complejo y sin una puntada mal dada. Como cualquier buena historia oral es ágil, directa y subjetiva. En ocasiones los testigos se contradicen entre sí, pero precisamente eso ayuda a dar una idea más plural de los acontecimientos.
Uno de los personajes que más juego da es Courtney Love, la cual, a parte de ofrecer impagables declaraciones, sale bastante mal parada en esta historia. Casi parece que lo que Yoko Ono representó para los Beatles, Love lo representó para Seattle al completo, lo cual, según como se mire, tiene su mérito.
Un libro duro por momentos, que nos ayuda a comprender mejor un movimiento con un sentimiento de comunidad muy fuerte, en el que la heroína y la muerte fueron también protagonistas, pero que no se basaba sólo en la depresión y en la angustia como cada cansino detractor de esta música siempre tiene a bien recalcar (de hechco, grupos como Mudhoney o Melvins siempre han tenido una carga más cínica que pesimista) sino también en la espontaneidad y la honestidad musical.
Artículo escrito por Txus del Rey para la revista: Rock 'N' Roll Popular 1 Magazine Nº 462.
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